domingo, 1 de abril de 2007

Prólogo, cartas y diálogos

¡Pobre juventud, tan terriblemente odiada!

La juventud inteligente es consciente, sabe que es odiada. Sabe que el odio estuvo a punto de costarle la vida.

Si los promotores de la homosexualidad hubieran tenido éxito tiempo atrás, no habría gente en el mundo, no estaríamos aquí.

La promoción mundial e indiscriminada de anticonceptivos fue el segundo indicio de que no los querían con vida. Sólo gracias a Dios sobrevivieron.

La tercera intentona ha sido la promoción del feticidio, el aborto intencional, los asesinos de blanco. De nuevo, gracias a Dios sobrevivieron donde muchos otros fueron sacrificados.

Sabe que el odio al que pudieron sobrevivir es tan demencial que los odio sin conocerlos, que los odió antes de que nacieran.

Odiados sin culpa, saben que siguen, y seguirán siendo odiados a muerte por promotores de derechos de asesinos, de genocidas, enemigos del Dios de la pureza y de la vida.

Y ya les programan estos partidarios del demonio la eutanasia.

Que donde los anticonceptivos y los asesinos de blanco fallaron, la mentira los asecha aún. Para negarles la verdad disfrazando de ciencia su demencia, de filantropía su odio, de democracia sus engaños...

Para envenenarlos con la pornografía y la droga...

Para darles el veneno del odio a los demás, para comunicarles cuanto error fuera posible: desde su naturaleza humana abestiándolos con Darwin, confundiéndolos con Freud, esclavizándolos con Marx en los fieles a sus tesis, y en los que lucran, que son los mismos disfrazados pareciendo a conveniencia sus antítesis... Los que dominan el juego de los extremos contra la mitad.

A su futuro la renovada amenaza de implacables eutanasias por políticos sedientos de su sangre, pobre juventud, ¡tan tremendamente odiada!

Esta juventud que sobrevivió ya milagrosamente, debe por ello --a las generaciones enteras privadas de la vida que ellos tienen-- su entrar en lid del lado del amor al Dios de la pureza y de la vida. Deben todo, menos tibieza, ante la lucha por seguir siendo hombres... Y mujeres... Fieles en su imagen al Altísimo que los creó a su semejanza. Fieles, sí; fieles a sí mismos en su rechazo a toda degeneración y abestiamiento... En su total rechazo a aquellos que en su odio los desean en cuanto hombres menos hombres, hasta dejarlos en pervertidas caricaturas de demonios. ¿Y en cuanto mujeres? En la nada, sin virginidad ni dignidad, sin ropa y sin sesos, sin pudor y sin vergüenza, y ya como caricaturas feministas las fijaban en puestos de trabajo para hombres, más hombres, obviamente; y así, enmiseradas, peor que pauperizadas, totalmente... ¡afeadas! Al grado que millones en repudio se han vuelto homosexuales...plan diabólico...

¡Pobre juventud, tan terriblemente odiada!

Recordad siempre que llamados a la vida por el Dios para el perdón crucificado, no debes perpetuar en ti el reproche de Jesús dado a Valtorta: Esta humanidad creada por el amor, redimida por el amor, ¡y que se ha vendido al odio!

A esta juventud a la que Jesucristo ha rescatado, por la que dio su vida en una cruz en el Calvario para que su vida fuera eterna, van dedicadas estas páginas con su recordatorio de que la Verdad os hará libres...

Para aportarte de la verdadera ciencia, lo que con tanto derroche y esfuerzo pretenden estas fieras ocultarte; a ti, pobre juventud, ¡tan tremendamente odiada!

.

C A R T U L A D O

PRÓLOGO: Pobre juventud, ¡tan tremendamente odiada!

PRIMERA CARTA, El alma existe y su existencia excluye la reencarnación
Primer diálogo

SEGUNDA CARTA, El “HOY” manifiesta la grandeza de Dios-Amor
Segundo diálogo

TERCERA CARTA, Vivimos engañados, Darwin se desploma
Tercer Diálogo

CUARTA CARTA, La ciencia describe insuperablemente a Dios.
Cuarto diálogo: ¿Milagros? ¡Por supuesto! El extraordinario experimento mental de Guye.

QUINTA CARTA, No puede haber ni menos ni más de tres Personas en Dios
Quinto Diálogo --Comenzamos a hablar del Pecado Original.

SEXTA CARTA, Toda ciencia se funda en el monoteísmo, el alma trinitaria
Sexto diálogo

SÉPTIMA CARTA, Nuestra alma trinitaria llave de la psicología verdadera
Séptimo diálogo

OCTAVA CARTA, El Reino, grandeza de María, grandeza del alma en gracia.
Octavo diálogo.



Primera Carta





Lunes, 13 de enero de 2003



Querida Alejandra:


¿De verdad crees que si tu hijo único se muere, ahí acabó todo, y que jamás lo volverás a ver? ¡Que tragedia la tuya, mi pequeña Ale Cuatro Horas! Mil veces te he dicho que no es posible que creas eso, y mil veces me lo sigues repitiendo. ¿Qué me queda sino creerte tu desgracia? ¡Y queriéndolo como lo quieres!

Te puse Cuatro Horas como apodo porque por amor a tu hijo trabajas, y cuatro horas diarias es todo lo que duermes. Eres grande en el amor aunque seas pequeña en la fe y en la esperanza. Si eres capaz de completar tu día en tu pequeño restaurante, trabajando después de noche como cocinera en un restaurante de alta cocina, sé que finalmente Dios te completará con la gracia de la fe; y en grado superlativo, porque tu amor ya lo busca y lo desea.

¿Qué esperanza sería esa que termina con la muerte? ¿Cómo puede tolerarlo tu corazón de madre?

Centrémonos en la supervivencia del alma. El asunto te interesará, adicionalmente, por tratarse de un problema de contabilidad elemental. Ya me imagino que en esta forma jamás se te había ocurrido, pero aquí radica el interés del asunto; porque verás, de la contabilidad elemental y de tu facilidad para entender el problema depende que debas dedicarte a los negocios, o tan solo a la cocina.

¿Has visto alguna vez el cadáver de un conocido? ¿Qué me dirías pequeña Ale Cuatro Horas, que quedó la mayor parte y fue poco lo que partió? ¿O por el contrario, que la mayor parte se fue... y que lo que quedó fue nada?

¿Ves ahora donde está el problema de contabilidad? Este es el tipo de enfoques que se usan para selección de personal. Se refieren a las habilidades innatas de las personas para percibir los problemas y resolverlos. Y hace mucho tiempo que escribí con este enfoque un breve artículo sobre la existencia del alma. Me vas a perdonar la vulgaridad pero estuve a punto de titularlo "No es lo mismo expirar el alma que echarse un pedo". Hubo muchos que encontraron el asunto desagradable, y trataron de sugerirme algún sinónimo para evitar la palabra pedo. Algunos me sugirieron la palabra flato. Pero recurriendo al diccionario como podrás hacerlo tú, fueron descubriendo que dicha ventosidad que se expele por el ano es un asunto diferente. El flato hace referencia al pedo, pero atorado. Para no extenderme demasiado en lo humorístico baste con decir que lo quite del título.

Las víboras, pequeña Ale Cuatro Horas, cambian de piel; pero no con ello destantean al campesino, que de inmediato sabe que si la piel quedó por aquí, el animalito debe de andar por allá. De nuevo un asunto de contabilidad elemental.

Por carecer de la cordura y sencillez del campesino los falsos intelectuales de nuestra modernidad (tan tontamente presuntuosa cuanto irreflexiva) han llegado a postular que hasta las computadoras podrán, algún día, llegar a pensar. Esto, por supuesto, por no caer en cuenta de que el pensamiento exige un ente autónomo con voluntad propia. Voluntad que como mínimo exige vida, mi pequeña Ale Cuatro Horas, vida que ninguna computadora tiene ni podrá tener jamás. Aunque eso sí, son buenas auxiliares para llevar la contabilidad.

Estos presuntuosos se han mostrado despectivos de los pueblos prehistóricos, porque al igual que algunos de nuestros indígenas contemporáneos, aquellos acostumbraban llevar comida como ofrendas a las tumbas de sus muertos. ¡Pero la contabilidad elemental les da mucha razón! Vayamos a los porcentajes: si lo que quedó es menos del 1% de lo que era, y hasta mucho menos del 1%, es obvio que lo que había que alimentar no es el ínfimo cadáver, sino la persona que, como la víbora que cambió de piel, debe andar rondando cerca. Tiene lógica ¿no crees? Y mucho más lógica que los materialistas. Si ya me crees, podemos pasar directamente a la ridiculez de la reencarnación en la que cree tu amiga Birla.

Si sustituimos la palabra reencarnación con la palabra reciclaje nos encontramos con la descripción del mismo fenómeno ---repito: del mismo fenómeno--- pero bajo un concepto más descriptivo y preciso. Es muy obvio, pequeña Ale Cuatro Horas, que una lata de cerveza no se va a acordar de haber sido de otra marca o de alguna marca de refresco. Exactamente lo mismo que ocurriría si una persona fuera a reencarnar en un bebé con cero memoria.

Si lo que partió es mucho más del 99% de la persona, la reencarnación exigiría, para tener validez, que ese mismo porcentaje reencarnara, lo que nos permitiría reconocer de inmediato a la persona en el recién nacido.

Por tanto, en la pésima contabilidad de los reencarnacionistas se equipara lo que reencarna con un pedo. Curiosamente, los creyentes en la reencarnación están a un paso de creer en la trasmigración de las almas. Asunto que, como muchas otras supersticiones (entendiendo por supersticiones las ridículas limitaciones mentales que frenan a las personas) provienen del oriente. Oriente historicamente tan limitado, que teniendo las reservas más abundantes de la raza humana nunca ha sido capaz de inventar nada comparable al occidente, aunque el invento de la pólvora se atribuye los chinos.

La trasmigración describe el hecho ---dándolo por cierto---de que la pequeña Ale Cuatro Horas, o este, su amigo viejo, al momento de su muerte fuera a reencarnar en una araña, o en cualquier animal. No es que un pedo valga más que una araña, sino que resulta casi igual de ridículo al volver a los porcentajes. Además, es de esperarse que tengas un mejor concepto de las personas para no andarlas abestiando 'a lo vaca', o hasta 'insectando' a lo araña.

¿Qué puedo desearte, pequeña Ale Cuatro Horas, sino que tengas una mejor valoración de las personas? Y sobre todo, ¿una contabilidad más precisa para alejarte de mitos tan degradantes?

Estarás de acuerdo pequeña, en que de las creencias de tu amiga Birla en la reencarnación solo queda lo que posiblemente le haya dejado el haber comido en exceso estas fiestas de fin de año: con cada nuevo plato reencarnar, reencarnar, y reencarnar ¡todo lo que se comió!

Como podrás ver nos quedamos con el problema de que es lo que ocurre con las almas que se van. Asunto para el cual tendré que escribirte muchas cartas que, espero, tendrás interés en leer.

Deseando que hayas encontrado simpático e ilustrativo el asunto, tu amigo viejo queda de ti, con el cariño de siempre...